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Mnemotecnia

Respuesta congruente; relaciones incongruentes. Facilidad para la explicación. El tour de cantinas desembocó en accidente: ceja y labio rotos. El resultado, una puerta se abre hacia la introspección; un trayecto breve a la inseguridad. La verdad, algún día: en alguna novela se asomarán las sospechas. El dolor de un diente me recordara la anécdota.
Los ánimos suben, listos para una nueva incursión. “No existen las casualidades”, dice ElMissInYou. Concluyo que nuestro evento, “¿Qué significa estar vivo?”, no es más que la misa de una nueva religión fundada en el arte, en la auto-expresión, en el agradecimiento. Y los momentos litúrgicos bien podrían estar en al armado dramatúrgico. Podríamos organizar un Happening en el que la gente entre en trance, como en las iglesias afroamericanas o protestantes, con fenómenos cercanos a lo paranormal. La unión mística con Dios, ya se da.
Y regreso al desaguisado tour de cantinas. El perdón sin fanfarronería. La visita de mi padre a la capital del país. Su caminar por las librerías de viejo. ¿Qué se puede concluir durante los últimos cinco minutos? La semana se va sin avisar, sin haber sido vivida. Aquella descripción no era una quimera; fue bien dibujada como la vida solapada con grilletes. El veneno que cae en la comarca. Se desenchufan el vértigo y la pintura: Los pedazos de papel sin plastificar aún esperan en el estudio.
La ilusión de llevar alas ha desaparecido. Las marcas en el rostro son resultado de bofetadas y puñetazos. Puñetazos dirigiendo el pisar sobre el camino. Los puños son la mnemotecnia de la introspección.

Imagen: www.ejemplos.co

 

Interfecto

Una vista opaca, transversal, desgastada. Lumbre en el cuello del horizonte. Los papeles: digitalizados. El llenado de la solicitud: concluido. La convocatoria cierra hoy; todo ha quedado listo y a tiempo. La mañana se transfigura en blancos y grises y celestes ligeros; lejana en color al del mar.
ElMissInYou acompañará a algunos amigos actores, del grupo de Centenaristas, en un recorrido de cantinas por el cumpleaños número 18 de uno de sus hijos. Quizás los alcance luego de la comida, dependiendo de la emocionalidad etílica de la ordalía, lo que determinará la hora en que concluya la asamblea. Quizás logre un curul en la melopea. De cualquier manera, habrá que retirarse temprano pues mañana por la mañana hay reunión en el CNART, con el clan del Doctorado en Artes.
Algunas aspiraciones se ahogan al encender el motor. Viene a la memoria la frase: “Mientras el boxeador sienta que va ganando, no se da cuenta del daño que se está haciendo”. La máquina se lubrica, incongruente con sí misma, pero logra encender. Colocan el auto sobre la línea de salida. Inicia la cuenta regresiva. Afirmaciones dolientes, consultas a señas a través del retrovisor. El interfecto acelera y sale disparado.

 

Fotografía: La Cantina, Restaurante en Madrid.

Liberación

¿Camino a la mordacidad? ¿Manipulación contra liberación? Encontronazo consigo mismo y, como resultado: Restricciones liberadas. Mancuernas absolutas; pero también: desapego absoluto. El flequillo de una chica que le llega hasta sus ojos, detrás de los lentes. Se apresura la apreciación del sesgo en los labios que se muerde.

Otra compuerta se abre bajo la influencia del alcohol. Láminas de pureza y necesidad de saciedad. Involucramiento total durante la aurora. Respiración audiovisual. Exterminio apaciguado. Nueva estética. Exploración de la soledad y del alto encuentro con la humedad. Desasosiego absoluto. Descanso sobre un par de brazos angelicales. Expertos intrigados en el desarrollo de las acciones. Imán altivo y complicado.

Lucha gigante del balbuceo feroz. Los planes se apresuran. Va arribando una cantidad indomable de pendientes. Solicitudes, cartas compromiso, búsqueda de aventuras inconmensurables. Detalles por conocer en la fabricación de expectativas. Rufianes encontrados por la orilla de la colina. ¿Qué sujeto está en juego?

El festejo por el fin de la primera temporada corrió bien. Acompañamos a Aliria en su exposición pictórica sobre la poética Rulfiana. De ahí, regresamos al estudio en la Del Valle. Johny Villa no pudo acompañarnos, ni Cuarto Creciente: tenían tocada.

ElMissInYou cocinó: Tortilla española. Yo me encargué de comprar los cuatro cartones de huevo, el medio litro de aceite de oliva, dos cebollas, diez y seis papas, latas de atún y salmón. Alguien que no pudo asistir nos envió una botella de whiskey en su lugar.

La presencia: ¿Cómo se cuenta la historia? Apenas entiendo dónde comienza; pero nada entiendo sobre dónde termina. ¿Sigue su curso? Mesetas se aglutinan desde esta vista en la vereda. Transformación de un formato analógico a otro digital. Sobre la pared cuelga un desnudo a lápiz: una mujer de espaldas: un regalo de Aliria.

(Fotografía: www.univergia.com)

 

Sorites

Reforma que cautiva. Lo del día 08 fue un triunfo. Ningún taladro sobre la conciencia. Se recuperaron tiempos rápidos y la música fluyó como espiral en sus aposentos. La ubicación del tiempo, deshabitado, se hizo presente. Imágenes proyectadas sobre la pared. Una chica a la que le brota miel. Un chico rígido como tripié sosteniendo una cámara. La ilusión matutina a las 7 de la tarde.

Luego de la presentación, ElMissInYou y yo cenamos en un restaurante de la calle de Michoacán (al que nunca volveremos), cerca de la casa de Rosa Nissan: donde nos conocimos escribiendo: él, sobre su madre; yo, una memoria. Regresamos en Uber. Él me dejó de pasada en la esquina de la tienda donde solíamos comprar vino y cervezas luego de un evento.

A la mañana siguiente, cita en Tlatelolco. Imposible escabullirme para llegar temprano al trabajo. Fui presentado ante este y aquel espacio, y en otro más: un auditorio amplísimo como estadio de fútbol, donde un piano de cola respiraba soledad, arriba del escenario.

¿Irá a cumplirse el sueño nacido en ese instante, para lo de los 50 años de la masacre? Estamos esperanzados en que así sea. Por lo pronto, he recibido en el correo electrónico los papeles para someter el proyecto a consideración, este mismo año. No cobraremos. Lo importante por ahora será estar ahí, colgar los dibujos y lograr el hechizo en el museo memorial.

 

Fotografía: http://forambarcoding.unige.ch

Indicios: El Regreso de Berlín

Johny Villa regresó de Berlín. Casi dos meses en Europa paseando de aquí para allá, tocando por aquí y por allá, cargando con su enorme maleta de ropa sucia y con el fagot. Al parecer arribó a México el lunes, y el martes por la mañana se presentó a ensayar con la Sinfónica. Nos veremos este viernes, luego del concierto, para platicar sobre la próxima presentación. Quiere que llevemos el proyecto a Alemania; allá buscó apoyo en el consulado mexicano, aunque no lo encontró. Pero sí aprendió a meterse a los restaurantes y a ordenar una hamburguesa, en alemán, con todo y cerveza.

Me pidió escribir una nueva explicación del proyecto, sobre cómo ha evolucionado y con una breve convocatoria para que la gente ahora participe escribiendo en alemán. Redacté en español, metí el texto en Google translate, y Thor me ha ayudado a revisar y corregir. Ya lo sé: ElMissInYou habla francés, italiano y portugués; pero alemán, no; ni idea de cómo lo presentaríamos; tal vez con una proyección de las cartas y su lectura en español.

Pero, bueno: ¿En dónde estamos? Casi en el punto de gastar dinero; eso no cabe duda. Y surgen otras incertidumbres… pero en lo que prefiero pensar es en el elemento creativo, en cualquier cosa que permita extenderle los tentáculos al proyecto. ¿Cuál es la conseja de esta historia? Que intento narrar, y sé exactamente cuándo, cómo y con quién; pero no atino al ¿por qué?

¿Qué hacía yo allí, esa tarde, sentado junto a Billie, bebiendo una cerveza oscura, en una librería que también es un bar, discutiendo sobre arte y cartas? ¿Cantaba ella, Billie, por aquella época, con la banda? No, creo que solo me enseñaba a pintar.

“¿Qué le falta, Billie?”, le preguntaba en la cocina del departamento mientras le enseñaba un dibujo y al mismo tiempo escuchábamos música de Arcangelo Corelli. “Verde”, podía responder ella. Y entonces, yo aplicaba el verde: Y aquello se volvía una explosión de color.

Y daba yo un trago al whiskey, dejaba secar el papel sobre la estufa y observaba las herramientas: Crayolas, acuarelas, acrílico, lápices, pastel. A veces resistol y alguna fotografía. Había indicios de algo, desde entonces.

 

Fotografía: lovelystreets.com