Interfecto

Una vista opaca, transversal, desgastada. Lumbre en el cuello del horizonte. Los papeles: digitalizados. El llenado de la solicitud: concluido. La convocatoria cierra hoy; todo ha quedado listo y a tiempo. La mañana se transfigura en blancos y grises y celestes ligeros; lejana en color al del mar.
ElMissInYou acompañará a algunos amigos actores, del grupo de Centenaristas, en un recorrido de cantinas por el cumpleaños número 18 de uno de sus hijos. Quizás los alcance luego de la comida, dependiendo de la emocionalidad etílica de la ordalía, lo que determinará la hora en que concluya la asamblea. Quizás logre un curul en la melopea. De cualquier manera, habrá que retirarse temprano pues mañana por la mañana hay reunión en el CNART, con el clan del Doctorado en Artes.
Algunas aspiraciones se ahogan al encender el motor. Viene a la memoria la frase: “Mientras el boxeador sienta que va ganando, no se da cuenta del daño que se está haciendo”. La máquina se lubrica, incongruente con sí misma, pero logra encender. Colocan el auto sobre la línea de salida. Inicia la cuenta regresiva. Afirmaciones dolientes, consultas a señas a través del retrovisor. El interfecto acelera y sale disparado.

 

Fotografía: La Cantina, Restaurante en Madrid.